Ocurrió en
el bosque un día soleado, tras corta caminata no topamos con un maltratado
tronco, solo un muñón brotaba de la tierra, parte que permitía imaginar el coloso
de otra época, se trataba de un árbol cercenado por la herramienta humana cuyos
restos se hallaban esparcidos por dondequiera. Pensando en que nada justificaba tal actitud nos
invadió la desesperanza, exteriorizando lamentos de cara al tronco, quien ya
indolente exponía el duro castigo recibido.
Desde
aquella época y hasta el momento caminamos hacia allí en cada visita,
encontrando en el entorno multitud de seres que al igual que nosotros todavía
no comprenden que horizonte persiguen aquellos que causaron tan brutal amputación.
A medida que vayas conociendo el sentido de la paz y armonía internas, tu
comprensión crecerá y te volverás más abierto y tolerante, aprenderás a vivir y
dejar vivir y ya no tendrás la impresión de que el tuyo es el único camino.*
Buena vida
Pablo y Ana Borsani
* ·
Fuente: “La voz interior” de Eileen Caddy.