El perdón no
es poderío, es humildad, es olvido; cambiar afecto por resentimiento es un acto
sublime, perdonar es perdonarse, pacifica los ánimos y aligera la carga al
momento de la partida.
Extendamos las
alas despojados de cuestiones pendientes, sin espera conquistaremos altura muy
pero muy suaves de equipaje.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
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