En imagen lo
que pareciera un panorama fantástico, aunque en verdad lo única fantasía esta
en nosotros, el paisaje es absolutamente natural, no posee más fantasía que la
de la vida misma. Se trata de un árbol ya fenecido, un tronco seco como tantos
otros, en su roída madera se encuentra instalado y desde tiempo atrás quien
podemos señalar como un amigo, se trata de un perro que florece invariablemente
a nuestra llegada, ellos también están.
Magia, hechicería,
brujería, encantamiento y cuantos títulos más facilita el hombre a la realidad
negada; dimensión,... quizás así sea pero no es este el caso, la respuesta está en
comprender que el espacio que se percibe es observado por ellos con los ojos
del alma, ubiquemos la nuestra en enfoque, explotemos el poder oculto que cada
quien posee abandonando la superficialidad, penetrando en las entrañas de la creación.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani