Hay perros que
van al cielo al igual que algunos humanos, la voluntad impone el destino,
contrariamente a lo que se piensa las puertas están abiertas para todos los
seres que quieren el bien y la felicidad,
aquellos que así no lo entiendan continuarán en tinieblas.
Imaginen por
un instante integrar una sociedad que en lugar de lenguaje percibe nuestro
interior al primer examen, quienes no fueren sensibles no tendrían cabida, es
la razón que obliga a ciertos personajes a permanecer ocultos, para ello optan
por resistir en lobreguez, espacio poco frecuentado por quienes adoptaron para
si la luz, seres que como claro es el cielo en que habitan, se descubren en espacios
esclarecidos por el astro rey.
La luz
ilumina la vida, también enciende el alma.
Buena vida
Pablo y Ana Borsani
Pablo y Ana Borsani
No hay comentarios:
Publicar un comentario