Creer o negar no modifica el rumbo, frente al
asombroso escenario que nos envuelve las palabras resultan insignificantes,
inclusive nuestras conclusiones parecen superficiales, conclusiones humanas
validas únicamente para el contexto humano.
Observamos una naturaleza manifiesta, en ciertos casos se desarrolla más allá de la capacidad de comprensión,
entender no solo es tarea del discernimiento, sino labor de
todos los sentidos.
En la fotografía distinguimos a Ana jugando con un
pequeñín que se encuentra parado sobre su palma, pequeñín que no notamos en la
presente imagen, pero si advertimos en proximidad un entorno sumamente amigable
compuesto por naturales de este asombroso sistema, individuos de los cuales nos
consideramos parte, notarán en la fotografía determinadas marcas a modo de
ayuda, comenzamos a señalar la ubicación de cada uno pero, desistimos al notar que
es tarea insostenible.
Repetidamente la señal es la cruz, incuestionable guía del camino certero, en este caso pueden advertirla
sobre la cabeza de uno de los señores que poseen la marca circular en el sector izquierdo de la imagen.
Buena vida
Pablo y Ana Borsani