De ninguna
forma pretendemos echar por tierra conocimientos particulares, religiosos o
extraídos de textos de milenaria data. Nuestro
juicio se basa en experiencias e
información proveniente de la relación con los propios actores.
Hoy queremos
referirnos a la reencarnación, dado que la existencia no culmina con el efecto que
nombramos muerte, nuestra esencia etérea se gestó en el espacio que nombramos
más allá y hacia allá nos dirigimos ni bien
muera la carne. Desconocemos si existe un final en este viaje, si sabemos que repetidamente retornamos,
si bien no existe una época cierta para el regreso, hay quienes ganan una venida
rápida, otros cantidad de años aplazan su vuelta y hay quienes jamás retornan. En
él mientras tanto existen ocasiones en que la esencia del ser que ha partido se
aproxima a sus seres queridos, si bien se halla incapacitado para descubrirse, hay quienes podrán
experimentar una grata impresión. En todos los casos que hemos investigado la
constante es el regreso al árbol familiar, sin concernir el genero preliminar; a modo ilustrativo apuntamos a que no
sería descabellado suponer que hay quienes logran ser renuevos de sus hijos, al
tiempo que la reaparición acuerda con fechas cercanas a nuestro signo zodiacal
primitivo. Claro está, falto de toda retentiva, o tal vez memoria archivada en la hondura de la
condición, hecho que dará por resultado la superación profunda y secreta del
individuo, aplicando luz al enigma de los tan mentados deja vu entre otros.
Poder
disfrutar de los recuerdos de la vida, es vivir dos veces. (Marco
Valerio Marcial (40-104) Poeta latino.)
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani