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martes, 28 de julio de 2020

Nuestro destino es la luz

Cuando de amor se trata no importa lo material;  tampoco la distancia. Así lo manifiesta la imagen en la cual observamos mi constitución con diferente rostro,  imagen que personifica la fusión de dos almas, para el caso la mía y la de aquel distinguido ser que al momento desposeído de cuerpo se funde en un enorme apretón de amistad y simpatía.

Así es, el aire esta colmado de vida, por ello el momento merece  ser apreciado ya que disimuladamente  forma parte del proceso, se trata del paso a nivel superior, elevación que no todos conquistan y es así que aborrecen a quienes lo están logrando, claro que sin caer en la cuenta que cada vez más y más oscura tornan su existencia. Sin distracción y con la vista al frente, aunque a muchos incomode, nuestro destino es la luz.

Buena vida

Pablo y Ana Borsani



viernes, 31 de julio de 2015

Capitán del alma

Observamos cómo se disuelven los contenidos, el acá y el mas allá reunidos en un solo lugar. La irradiación solar consolida el encuentro, el aire se nutre de admirables existencias. Están quienes opinan que son sucesos de dispareja dimensión, no obstante aquí las presentamos, tan acá que nos sorprende que se le nombre “más allá”.
Como es costumbre, así como lo capta la lente llega a ustedes; aguzar los sentidos y a disfrutar del anticipo que aportamos en  imagen.

Yo soy el dueño de mi destino; yo soy el capitán de mi alma. (William Ernest Henley (1849-1903) Poeta y editor británico.)
Buena vida
Pablo y Ana Borsani 

La mirada profunda revela.

viernes, 18 de abril de 2014

¿qué hay más allá de la muerte?

Observamos en las crónicas de la fecha, comentarios de un científico estadounidense llamado Robert Lanza, el cual pronuncia con diferentes palabras una hipótesis equivalente a la que nosotros mantuvimos durante todos estos años y que para algunos habrá sonado algo insólita, a continuación un extracto de sus aseveraciones.


El científico estadounidense Robert Lanza asegura que tiene pruebas definitivas para confirmar que la vida después de la muerte existe.

El teórico opina que la respuesta a la pregunta "¿qué hay más allá de la muerte?", sobre la que los filósofos llevan siglos reflexionado radica en la física cuántica, y en concreto en la nueva teoría del biocentrismo.

Según el científico, de la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest, la solución consiste en la idea de que el concepto de la muerte es un mero producto de nuestra conciencia.

Esencialmente, Lanza considera que la idea de morir es algo que siempre se nos ha enseñado a aceptar, pero en realidad solo existe en nuestras mentes. Asimismo, evidentemente, creemos en la muerte porque nos asociamos con nuestro cuerpo y sabemos que los cuerpos físicos mueren.

El profesor afirma que el biocentrismo explica que el universo solo existe debido a la conciencia de un individuo sobre él mismo. Lo mismo sucede con los conceptos de espacio y tiempo, que Lanza describe como "meros instrumentos de la mente", según publicó el periódico británico The Independent.

En un mensaje publicado en el sitio web del científico, Lanza explica que con esta teoría el concepto de la muerte como la conocemos "no existe en ningún sentido real", ya que no hay verdaderos límites según los cuales se pueda definir.

Nuestra manera clásica de pensar, según este teórico norteamericano, se basa en la creencia de que el mundo tiene una existencia objetiva independiente de un observador. Pero una larga lista de experimentos demuestra todo lo contrario. El nuevo biocentrismo, la teoría elaborada por el científico, supone que la muerte no puede ser un evento terminal, tal y como la solemos considerar.

La muerte no existe en un mundo sin espacio ni tiempo. La inmortalidad no significa la existencia perpetua en el sistema temporal, sino que se encuentra completamente fuera del tiempo

Lanza indica también que el biocentrismo es similar a la idea de universos paralelos, la hipótesis formulada por físicos teóricos según la cual hay un número infinito de universos y todo lo que podría suceder ocurre en alguno de ellos. La muerte no existe en ningún sentido real en estos escenarios. Existen todos los universos posibles simultáneamente, independientemente de lo que ocurre en cualquiera de ellos, escribía Lanza en declaraciones a los medios relevadas por Diario Uno.

En términos de cómo afecta ese concepto a la vida después de la muerte, el profesor explica que, cuando morimos, nuestra vida se convierte en una "flor perenne que vuelve a florecer en el multiverso" y agrega que "la vida es una aventura que trasciende nuestra forma lineal ordinaria de pensar. Cuando morimos, no lo hacemos según una matriz aleatoria, sino según la matriz ineludible de la vida".

Comprenderán el porqué del deseo de buena vida al cierre de nuestras notas, es la única e irrepetible y como expresa Lanza "flor perenne que vuelve a florecer en el multiverso", así como la forjemos será acá y mas allá indistintamente.

Buena vida 
Pablo y Ana Borsani

lunes, 24 de marzo de 2014

La visión, nuestros ojos.

Frecuentemente nos hablan de que los espíritus, seres elementales o habitantes de otras dimensiones son seres energéticos, los que nos refieren que emplean sus sentidos para percibirlos comentan que registran la energía que emanan.  En general, salvo ciertas  excepciones debemos decir que no es así, debemos aclarar que con la presente explicación de ninguna manera pretendemos indicar que carecen de energía, si, y acorde a nuestras recientes investigaciones comprobamos que los percibimos, pero no por su sutil volumen energético, contrariamente ellos atraen energía de distintos elementos para sus funciones.
Intentaremos explicar en la forma más sencilla posible el porqué no es común visionarlos y a su vez veremos que no son energía pura.
 Comenzaremos diciendo que la visión, nuestros ojos, ven lo que el físico Alemán de origen Judío Albert Einstein bautizo con el nombre de fotón (1905 / 1917), El fotón es la partícula elemental responsable de las manifestaciones cuánticas del fenómeno electromagnético. Es la partícula portadora de todas las formas de radiación electromagnética, incluyendo los rayos gamma, los rayos X, la luz ultravioleta, la luz visible (espectro electromagnético), la luz infrarroja, las microondas y las ondas de radio. El sentido de la vista o visión está asegurado por un órgano receptor, el ojo; una membrana, la retina, estos reciben las impresiones luminosas y las transmiten al cerebro por las vías ópticas. El ojo es la puerta de entrada por la que ingresan los estímulos luminosos que se transforman en impulsos eléctricos gracias a unas células especializadas de la retina que son los conos y los bastones. En el cerebro tiene lugar el complicado proceso de la percepción visual gracias al cual somos capaces de percibir la forma de los objetos, identificar distancias y detectar los colores y el movimiento.
Ahora notemos cómo interpreta la imagen una cámara digital fotográfica, estos aparatos concentran los rayos de luz sobre un elemento capaz de analizar la luz e interpretarla en lenguaje digital en forma numérica, este elemento se llama sensor electrónico, al disparar la cámara, la luz llega a un sensor CCD, el cual contiene en su interior millones de cuadritos llamados pixeles, que son los que forman una imagen cuando reciben luz.
Y ahí la prueba de que la energía no caracteriza a los seres antes enunciados, y el motivo por el cual, si, en  fotografías podemos capturar su imagen, sucede que la capacidad de ver de nuestros ojos y proceso del cerebro carece de regulación, procesamos siempre de la misma manera con mínima variación,  no siendo así con la cámara fotográfica, ella se adapta a baja luminancia y de esa manera hace posible la visión de infinidad de formas que pasan sin ser vistas por nuestros ojos, máxime al no ser sólido el objeto y con escasa  energía, digamos de baja luminosidad. La luz solar es energía, en realidad todo lo que posea energía en acción debería ser lumínico en proporción a la cantidad  que contenga, recuerdan, energía, fotones, forma en que procesamos la imagen tal como la cámara digital con sus millones de celdas llamados pixeles que son formadores de imagen al igual que los que posee nuestro cerebro que procesan la luz (energía electromagnética) enviada por nuestros ojos al cerebro.
Lo que no procesamos es carente de energía para hacerlo posible, al no ser sólidos, seres sutiles no reflejan la iluminación ambiente, por lo cual sortean nuestra visión.  

Como habrán notado no hay nada extraño, ni mágico separadamente de  la creación,  estamos camino al conocimiento sin saber cuánto trecho queda por recorrer.
Buena vida queridos lectores.
Pablo y Ana Borsani
 Ana Borsani junto a sus amiguitos