Advertíamos
en la nota anterior el diferenciado rostro de una mariposa, trabajosamente podemos
notar que se trata de una imagen compuesta por tres individuos, sospechamos que
uno de ellos es una fémina, ocurre que las mariposas hembras y machos
sueltan feromonas en el ambiente, cuando lo hace una hembra, los machos lo
detectan desde casi a 1,5 km de distancia, así es que una vez que el macho
localiza a la hembra, agitara sus alas muy rápido soltando una nube de pequeñas
escamas sobre las antenas de la hembra, estas escamas contienen feromonas y
crean como una cierta carga sexual en ella, así es que cuando la bella dama
detecta las feromonas queda dispuesta para aparearse.
Era el momento del llamado, cantidad de mariposas revoloteaban
en busca de un amor, así es que aquella dama inicialmente exhibida no fue el
único ejemplar que nos obsequio su imagen, ahora y en la que a continuación
presentamos, notaremos el rostro del que posiblemente fuere el cautivante varón,
decidimos exhibirla sin intervenir en su composición, así tal como fue
obtenida, por tal motivo aconsejamos
acrecentarla desde el vínculo a tal efecto y observar con prolijidad este
maravilloso enfoque que al momento la madre naturaleza nos permite considerar.
Desde el celestial y terrenal Paraíso, con el permiso dado
por quienes con celo reservaron un poco para el ahora y otro poco para el después,
anticipamos vistas que bien podríamos calificar extraídas de sorprendentes fábulas,
pero que tan solo son, una realidad alucinante
de la cual participaremos en algún incierto punto del camino.
Buena vida
Pablo y Ana Borsani