Santos, divinos
seres que nos acompañaron en esta vida y les imploramos en la otra, Santos,
seres elegidos por sus cualidades terrenales y promulgados santos como homenaje
póstumo, no sin antes haber plasmado algún acto milagroso. Pasión humana por juzgar
lo que ya no está, relegando lo que tenemos al frente, Santos aquí, santos
allá, no hay un área especial en el
paraíso para aquellos seres a los que terrenamente les decretamos el cargo. Todos
somos libres de ocupar el espacio apropiado, hacer el bien es el camino
indicado y todo aquel que posea las cualidades ocupara su puesto.
En conjunto
con algunos de los ya conocidos, confieso que tenemos nuestros Santos propios,
que no deben de ser tan propios ya que estarán ciertamente haciendo el bien tal
como lo hacían aquí en la tierra, seres que sin portar decreto alguno vigilan
nuestros sueños transformados en nuestros guías íntimos.
Desde este
humilde rincón decretamos la santidad a todas aquellas personas de bien, tanto
para los que están en el cielo como aquí en la tierra y reclamamos por el
establecimiento de un decreto que requiera
derogar la palabra maldad y rescatar otras como humildad, amor, paz, prójimo, otras que tan poco utilizamos y hacen tanta
falta en un mundo salvaje como el que estamos viviendo.
Todos los
seres de buen corazón obtienen una posición al momento de partir, entiendase bien, señale “seres de buen corazón”.
Nuestro pequeño homenaje a todos los “santos”
que ya no vemos.
Buena vida
Pablo y Ana Borsani