Atardecer
despejado, paseo por el bosque y encuentro
con amigos, en este caso Tronki, con quien compartí algunas reflexiones del
momento.
Comencé diciendo,
Tronki, si ves a Dios te pido un favor, dale un beso de mi parte, vos que estas
más cercano. Al tiempo ingresa una muda pregunta a mi interior, ¿Por qué quieres a Dios? En respuesta
mencione que, usualmente se pide y se pide sin tener en cuenta que del otro
lado hay un ser que también tiene necesidades, un ser compasivo con elevados
sentimientos al que corresponde honrar, Es fundamental reconocer que Dios de
igual forma nos necesita, es momento de decir gracias Señor y proyectar ir en apoyo.
Nuevamente revalidé,
Tronki, amigo, si lo ves dale un beso de mi parte, y coméntale que deseo verlo
para fundirnos en un fuerte abrazo. Lo admiro, admiración que se renueva cada mañana,
sé que sus dotes se encuentran manifestadas en mí, en todos, en todo, solo es materia
de razonar, ya que incluso esa facultad nos ha conferido, estoy convencido que quererlo
a él, es quererme.
Al
despedirme de Tronki, me encamine hacia
un árbol cercano, la máquina fotográfica se hallaba en manos de Ana, a la que
convoque de inmediato puesto que para nuestro asombro y a simple vista afloró
un rostro, es la cara de la imagen que ilustra la presente nota y nuestro
corazón.
Amar no es
mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección. (Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) Escritor
francés.)
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani