Nombramos
el más allá como algo distante y superior, no adivinamos nuestra verdadera
historia de vida, no presentimos que de allá venimos, que ciertamente es la plataforma
de nuestra existencia, que desde allí parte nuestra evolución, que somos seres
perdurables. Si bien opinamos que lo que llamamos muerte es el final, se trata
solo de etapas, nacer vivir, procrear y retornar al punto de partida, la
esencia y la carga de conocimiento nos acompaña.
Es evidente
que en este momento nosotros existimos más allá, porque disponemos de capacidad
superior para desenvolvernos, montamos un cuerpo versátil, organismo codiciado
por quienes aun se desarrollan en el éter, estación que correspondería apreciar
en magnitud y por la que desde allá, como crecidos expertos demuestran apetencia.
Los seres
sutiles logran su alimento mediante la energía que obtienen de la actividad solar
como su más significativa fuente, energía que riega el aire. En forma constante la actividad solar envía partículas
de carga magnética hacia la atmosfera la que es beneficiosa para la vida toda e
imprescindible para los seres místicos, como el magnetismo no es constante, posee
altibajos, en días de alta actividad solar se observaran más expeditamente.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani