Como si
nuestro mundo no fuera real, así calificaran al observar la imagen, un lugar
imaginario con personajes fingidos, figuras con trazos de historieta y junto a
ellas la nuestra, la mía, tan existente como todo lo que me rodea, un espacio
para diferentes sentidos vivido por encantadoras almas, afectos del momento y por
la eternidad.
Dos mitades,
una única familia, humanos, cuerpo y espíritu soluble en el éter.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
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