Tantas veces
intentamos acomodar los pensamientos, sin embargo existen momentos en los que no
encajan. En este preciso instante estoy lidiando con uno de ellos, es que me he
topado con una mosca, lo que se creería algo muy común ha dejado de serlo a
partir de la imagen que he tomado de ella, observen su rostro, nos habla de que
en la distribución de rostros poco más o menos todos eran similares, claro esto
visto desde nuestra esquina, ese rincón notoriamente separado de lo que
entendemos por realidad, una programación estrictamente igual para todos o casi
todos puesto que por lo visto nosotros hemos estado ausentes.
Una mosca
con rostro desigual al conocido, una mosca que nos lleva a pensar en todo caso
en las hadas, porque de ser hadas y no
moscas yacerían derribadas por dondequiera, si bien no debería suceder ni con
una ni con otra a partir de esta maravillosa imagen. Fotografía que sustenta
aquello de que “todos somos iguales ante los ojos del señor”, solo es preciso ver
con su lente para quedar maravillados.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani