En tiempos de mirar de este lado de la vida los ojos son fieles compañeros, más cuando llegado es el momento la apariencia cambia, sobreviene el instante en el cual percibimos el verdadero esplendor del lugar, nos llega la época de entender que existíamos frente a un mayor escenario. No lo intuíamos a causa de que en el ser cohabitan separadas formas de ver, usualmente utilizamos la visión al tiempo que relegamos terceros sentidos.
Acá tiene lugar el glorioso Edén, paraíso abundante en manzanas, Evas y Adanes que sin percatarse dan
continuidad a lo que en algún lejano día dio comienzo y nombramos “la vida”.
Espacio que hemos de cuidar con esmero, así
como debe ser atendido un Paraíso, pues aquí florece sin duda alguna el majestuoso “Jardín del Edén”, a la vista de todos los
sentidos.
Buena vida
Pablo y Ana Borsani