Sabido es que los investigadores suponen que nuestra familiaridad con los canes se remonta a épocas en que el hombre debiendo conseguir alimento utilizo a estos amigos para la cacería. Nuestra opinión es otra, personalmente y viendo que la comunión continúa del otro lado, es de suponer que, siendo existencias que siguen el mismo trayecto, la familiaridad está marcada por el conocimiento de acá y de allá aunque el recuerdo quede tan solo en el aire.
Fieles amigos de acá y de allá, si el recuerdo permaneciera que placer reencontrarse, no lo creen así?
Buena vida a todos, desde el alma.
Pablo y Ana Borsani