Movemos el
dial y desde la nada surgen sinfín de frecuencias diferentes, radio, tv, y tanto más espaciado y con asombroso orden,
el aire conserva un divino tesoro, no solo de comunicaciones, todo vibra y
acorde a esa agitación ubicaríamos “su mundo”
dentro del ya conocido mundo.
En imagen un
ser que desde diferente frecuencia nos regala su retrato con afán de ser
incluido, de ser descubierto, él desde tiempo atrás nos conoce no obstante por
muchos continúa olvidado.
No esta
tallado en la madera, tan solo reposa en ella a fin de ser evidente; de dar y
recibir lo que tanto mencionamos, amor.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani