Todo aquello
que hoy nos asombra, todo lo inexplorado aunque tan pero tan conocido será nuestro
refugio, iniciara en autenticidad la vida espiritual abriéndose paso en
territorio natural. Así como deseamos dejar en condiciones a nuestra familia ante una partida inesperada, nuestro seguro más
allá es la naturaleza y sobre todas las cosas que esta brinda es la vegetación figura
ineludible, como lo es cuidarla desde este lado de la vida para ese Dios, para
esas hadas, duendes o gnomos que hoy tantos juzgamos magia, leyenda o tan solo religión,
no obstante cierto día y en conjunto participaremos de lo que haya quedado.
Plantar un árbol
es propagar la vida, es implicarse desde acá, más allá.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
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