Improbable caminar
en terrenos ignotos sin escolta del todopoderoso, amparan nuestros movimientos atentas
y anónimas existencias al servicio divino, ellas delimitan el camino mediante señales,
más exactamente valiéndose del signo de la cruz, distintivo que pacifica
nuestro espíritu.
La imagen
fue obtenida caída la tarde, el cielo plomizo y la negrura reinante nos obligó
a realizar en ella un ligero retoque de iluminación, corrección que admita a
ustedes descubrir multitud de individuos agolpados atendiendo mi habla. El
lugar, deducimos es el popular purgatorio, en donde las almas hacen un alto
antes de continuar viaje, una parada para aquellas voluntades que requieren aseo
del modo espiritual.
Usualmente
tratamos el tema sin que intervenga la religiosidad, entendemos que cada quien ha nacido libre y así
ha de vivir eligiendo el rumbo con conocimiento y soltura, no obstante con buen juicio nos atrevemos
a pedirles que vivan en AMOR, combustible que ilumina la vida, su luz la
irradia hacia la “eternidad”.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
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