Oculto en la
profundidad del ser se localiza nuestro
pasado, la existencia es consecuente, así como para una planta se suceden los florecimientos, para nosotros y otros
seres anímicos también acontecen los renuevos. Tras la aparente muerte, las emociones
y el intelecto sutilmente permanecen en aguardo del nuevo retoño, el que recobrara del espacio
a ese antiguo espíritu que finamente va tallando la travesía.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
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