martes, 4 de marzo de 2014

El árbol de la vida

Lo bautizamos el árbol de la vida, de sus ramas penden multitud de seres como si de sutiles  frutos se tratara,  sus poderosas raíces alojadas en las entrañas de la tierra conservan enérgico a este colosal habitante del bosque que tras el paso del tiempo se perpetua firme entre sus hermanos menores y ha resultado el elegido para albergar cantidad de habitantes similares en apariencia al ser humano.
Podríamos sospechar profetas, dioses, semidioses o simplemente existencias de tamaño reducido en comparación, conocemos que  poseen emociones increíbles y se encuentran muy pero muy cercanos a nuestro creador, al creador de todas las cosas.
Espacio de desarrollo, aquí, con tan solo una pizca de allá y otra de más allá, también  un poco de cielo y otro poco de tierra, tan real como el mismo planeta, tan secreto como la naturaleza misma.
Observen con detenimiento, amplíen la fotografía, si se demora valdrá la pena la espera, algunos los verán señalados otros invitan a descubrirlos,  apreciaran un espectáculo hasta ahora contenido en la intimidad de nuestra madre naturaleza.
Buena vida
Pablo y Ana Borsani


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