Se hace evidente que la vida fluye para el sorprendente individuo que revelamos el día de hoy, su rostro aglutinado al tronco, sus ojos sólidos, reales y abundantes de vida.
Nacer, vivir, morir, y es así una y otra vez, la zona central de este decálogo es la del disfrute en cualquier conformación o dimensión que toque, vida, cuanto respeto merece, por ello es que sobran las explicaciones, se trata de un ser vivo, real y tan palpable como "esos ojos".
Buena vida
Pablo y Ana Borsani