En repetidas
oportunidades nos referimos al más allá como un territorio muy cercano, tan
pero tan cercano que lo único notable y de innegable diferencia con nuestro
espacio es la complexión de sus habitantes. Observamos en la siguiente imagen
el encuentro de Ana y un ser cuyo nombre ignoramos, clara combinación de sentimientos, efectos que
dejan intensas huellas en ambas culturas, para nosotros algo así como el tan ansiado y
eventual encuentro entre “dos mundos”.