A simple observación
se llegaría a pensar en un ser inanimado tal como tallado en la madera, no
obstante afirmarlo sería distanciarse de la realidad. Poseen movilidad a tal
punto que es un ir y venir de formas y actitudes. No están cautivos en el lugar
aunque si es su espacio elegido y en el permanecen causando protuberancias
en los troncos. Sobre seguro el tiempo ya no cuenta, años, minutos, segundos
nos pertenecen.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani