A simple vista, tan solo una piña de pino que ha caído
a tierra, escuetamente un contenedor de simientes para aquellos que creen
conocerla, pero en realidad es más, conforme a nuestras investigaciones hallamos
que poseen espíritu, ya sea por ser elegidas como morada de seres inmateriales,
o acaso por ser poseedoras de propia energía. Situación que aún no tenemos en
claro, si bien inquirimos, aun no llega la respuesta apropiada.
En la fotografía distinguimos el brazo de Ana que revuelve
la maleza en busca de una conocida amiga, en este caso se trata de una joven piña
cuyo espíritu se anima cada domingo, ella disfruta así tanto como nosotros del regular
encuentro.
Se nos dificulta insinuar esta realidad a los exploradores
que recogen piñas a los fines de iniciar la fogata hogareña, según nos cuentan resultan
optimas para esa necesidad, en diversas oportunidades hemos dialogado tratando
de explicar lo inexplicable, pero claro está,
mejor que mil palabras una imagen para comprender de que se trata.
Buena vida
Pablo y Ana Borsani