Al estilo
cenicienta, Ana reúne a los pequeños habitantes del bosque para agradecer y
desearles una fantástica festividad.
Así ellos
no festejen al modo humano sienten que
la energía reina en el soplo, por un corto tiempo el hombre y sin siquiera
notarlo se hermana en estas fiestas dejando fluir sensaciones oriundas del amor
que inundan los aires del planeta todo. Si ocurriera así por siempre, podríamos
medir con el respiro el constante positivo, seriamos dueños de una sonrisa incansable.
La imagen se
presenta con la menor alteración posible, dejamos que sus ojos descubran así
quedarán tan solo a un paso de ver por si mismos el espectáculo que nos rodea.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani