Aquí nos preguntamos si serán nuestros sentidos
los que ejercitan tales impresiones o quizás componentes que flotan en proximidad,
algo así como se siente el frio, si bien existe no se ve pero, se registra,
penetra, así indistintamente como las emociones bien llamadas positivas.
En la
imagen Ana acaricia los pómulos de un ser que reposa sobre el tronco del longevo
árbol, notamos actitud de sorpresa en el rostro del amigo, seguramente ni el
mismo sospechaba del desmedido poder del cariño, potencia que en este caso lo
lleva desde acá, un poco más allá.
Debajo del
personaje, otros tantos se agolpan en presencia de lo que resulta para nosotros
un faro, así como indicador del navegante, enseñando con su potente luz el buen camino,
una cruz a nuestro paso nos muestra el pasaje correcto.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
