Tocar el
tema muerte es angustioso para muchos, del mismo modo lo era en un tiempo no
muy lejano para nosotros. Nos resulta insostenible filtrar este contenido, máxime cuando la perspectiva de los que ya
partieron se presenta en forma constante, amigos, familiares y quienes
desconocemos, se muestran revelando que no se han ido tan lejos, nos dejan comprender
que la muerte es parte de la evolución de nuestra vida, que tan solo dejamos la
carne para cruzar a otro territorio para probablemente desde ahí continuar la
marcha y así cerrar el círculo de “la vida”, porque aunque en este camino
intervenga la incorrectamente llamada muerte, todo compone la vida.
Muerte, si,
aquí ajustaría esa mala palabra, morimos una y otra vez, se muere en igual proporción
a la orfandad de afectos, esto nos sucede a nosotros los humanos gozando de
plena vida.
Cuantiosos seres que han partido permanecen cercanos, tan inmediatos
que figurativamente podríamos sentir su aliento, se encuentran tan próximos que
solo hay que notarlos, de querer llegar
a ellos debemos cambiar la forma rústica de apreciar por una más sutil, exaltar los sentidos y advertir, nada muere
todo se transforma.
Una buena iniciación,
la fotografía de hoy, carente de retoques invita a descubrir.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani