Es tanto lo
que a diario pedimos al cielo, eso sin pensar que es preciso compensar y no
justamente mediante actos dirigidos al ser humano, o acaso si, con acciones indirectas
como ser y a modo de ejemplo el respetar la vida de todo ser vivo. A esa
humilde mosca que entra por nuestra ventana poco costará indicarle
la salida, como así a todo aquello que respira cercano permitirle continuar camino, cambiar el código
del más fuerte por el del amor, igual amor al que deseamos medie cuando en una plegaria solicitamos.
Como si de
ladrillos se tratase uno y otro y más se van esfumando, no es difícil advertir que
poco ha de faltar para que cedan los cimientos, existimos todos porque entre
todos hacemos posible la vida, receta magistral, amemos, media vida no es posible.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
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