Ya
comprendimos que somos seres espirituales dominando un organismo, ahora es
bueno abordemos el cómo cuidar de este preciado elemento.
Ordinariamente
la relación con el cuerpo es nula, solo nos recuerda su presencia con alguna
molestia, de no ser por ese llamado de atención nos notamos como un único e
inseparable componente. Para comprender la magnitud de lo que hoy señalamos tan
solo basta advertir que ante una herida y sin nuestra intervención la carne
sella, esto se debe a que sus funciones son independientes.
Por tal
motivo aconsejamos un trato diferente, digamos un reconocimiento a su labor, a
esa independencia que nos mantiene fusionados, sólidos y vivaces; bien haríamos
librando de cuando en cuando un interno agradecimiento, un callado te quiero.
Creemos que la comunicación entre cuerpo y alma prolonga la vida y que es así
como las féminas sobreviven al hombre, ellas viven atentas a su imagen
recogiendo halagos tras el cuidado dispensado, si esto lo complementamos con la
risa es un combinado infalible.
Ama,
festeja a tu cuerpo y ríe, tus células lo agradecerán, será el comienzo de una
larga y saludable historia de amor.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
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