No están cincelados
en el tronco, si manifestados por los penetrantes rayos solares que cruzan sus tenues
figuras, en verdad se encuentran buceando en el aire y su tamaño crece o
decrece acorde la distancia que medie entre el objeto y su silueta, individuos de
luz, naturales de todo espacio en donde la luz solar alumbre, oriundos del célebre
paraíso; si del planeta tierra, el mundo que tanto creemos conocer.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
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