Difícilmente
en algún momento nos encontremos solos, así como acostumbramos exponer imágenes
de la naturaleza, al igual se pueden descubrir presencias de variada índole en
cualquier ámbito, el espacio adecuado para los seres espirituales es el éter.
El impedimento para visualizarlos es en mayor grado su figura incorpórea, al
ser traslucidos solo la diestra mirada consigue descubrirlos.
Nada de lo
anteriormente expuesto debe inquietarnos, somos nosotros quienes creamos el momento conforme
al estado de turbación que nos infunda el contacto. Son ficciones las de
espanto, la realidad es tal como lo es la aproximación entre seres carnales, relación
perfeccionada ya que han quedado aquí las ganancias y el mayor interés lo da el
amor.
Quienes opinamos
ya nunca volver a ver nos miran, pasean sin hacerse notar por relativo tiempo, si
disfrutáramos de una vida natural este conocimiento existiría integrado a
nuestra cultura, tal como ocurrió atrás en el tiempo.
La armonía y
la luz estimula el acercamiento, para relacionarnos hemos de soltar amarras y
emerger, libertar nuestra alma para sentir a otras almas las que se acercaran
felices de ser apreciadas, esencias impregnadas de amor que incluso
lágrimas harán brotar, más luego ya no habremos de ser los mismos, el cambio
habrá iniciado, apreciaremos la libertad que otorga el conocimiento ya libres
para el ir y venir en amistosa relación con la creación, la raíz de la existencia.
Buena vida
Pablo y Ana Borsani
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