Energía,
razón que nos impulsa a preferir casi invariablemente la tranquilidad del
bosque, poder natural aumentado por la vegetación.
Un aspecto
de todos los seres vivos es el bioelectromagnetismo. A fines del siglo XVIII,
el médico y físico italiano Luigi Galvani registró por primera vez el fenómeno
de la contracción de un músculo mientras disecaba una rana en una mesa donde realizaba
experimentos con electricidad. Galvani acuñó el término electricidad animal
para denominarlo, mientras que actualmente se nombra galvanismo. Galvani y sus coetáneos
consideraron que la activación muscular era resultado de un fluido eléctrico
presente en el nervio.
La energía
que nos moviliza según explica la ciencia proviene de los alimentos que
ingerimos a diario. A esta afirmación científica nosotros añadiremos otro ingrediente
a tener en cuenta, el aire al que permanecemos conectados, los pulmones separan variedad de elementos contenidos siendo uno de
ellos la electricidad, fluido que es transmitido a cada una de las células del cuerpo,
organismo que si hipotéticamente desistiera de ventilarse detendría sus
funciones tal como si fuera desconectado.
Los vegetales
son creadores de oxígeno y cuanto más por saber; si bien acá están un poco olvidados,
más allá se comprenden como el puntal de la supervivencia. Sumemos voluntades, integremos enérgico verde
a nuestras vidas, plantemos árboles, que no quede solo en palabras, en otra
estación existiremos agradecidos.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani
En la imagen, lado bajo izquierdo de su pantalla, un gran amigo
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