Nos
observamos creyendo vernos, pero puntualmente no somos lo que vemos.
Aquello que
vemos y entendemos ser es un cuerpo, el cual completamos y así recíprocamente,
un organismo el cual existe sin nuestra intervención ya que repara y maneja
sus funciones más allá de nuestro entender.
Nosotros lo
habitamos como lo que en realidad somos, energía, tan solo energía disfrutando
del placer que suministra el sentirse completo, ser, tocar, sentir y tanto más
que proporciona la carne.
La prueba
está en que un organismo privado de razón continúa en funciones, la prueba está
en que un alma sin asociación continúa en funciones, y también es prueba que
estos dos grandes se fortalecen en sociedad.
En cuanto asumamos
nuestra verdad, acrecentaremos la estima, el cuidado y la atención para con esa
noble estructura que nos ampara, es menester confiar en su naturaleza.
La felicidad
nos mantiene saludables y unidos, por ello les propongo querer ser felices, nada
más acertado para una larga relación con ese acompañante que momento a momento nos hace sentir aún más vivos.
Buena vida
Pablo y Ana
Borsani